La alegría, el sabor y la incomparable
hospitalidad veracruzana, son solo algunas
de las más poderosas razones para visitar
esta región.
Cuando un turista llega al puerto de
Veracruz, de inmediato descubre y disfruta
sus maravillosas tradiciones y su espléndida
modernidad, contagiándose de inmediato de la
singular alegría del jarcoho. San Juán de
Ulúa, el Baluarte de Santiago, el Palacio
Municipal, la Casita Blanca de Agustín Lara
y el Acuario el más grande de Latinoamérica,
son solo algunos de los puntos más
importantes de este maravilloso rincón del
estado.
Sin perder el cálido ambiente bullanguero
Boca del Río nos ofrece excelente hospedaje,
deliciosa gastronomía, una palpitante vida
nocturna y una extensa costa de playas.
A 45 kilómetros del Puerto de Veracruz
encontraremos un importante centro
ceremonial prehispánico llamado Cempoala
donde podremos admirar el Templo de los
Chimeneas, los edificios de las Caritas y
del Dios del Viento.
A 35 kilómetros de Cempoala podremos
encontrar el primer emplazamiento español en
tierras mesoamericanas, conocido como Villa
Rica, donde construyeron una Iglesia como
recinto fortificado, del que aún quedan
ruinas. Al frente en las alturas de un
sorprendente mirador natural, se yergue
Quiahuiztlán enigmático cementerio
prehispánico con tumbas que asemejan templos
o teocallis.
A 72 kilómetros al sur del Puerto de
Veracruz, cercano a la desembocadura de los
ríos Blanco y Papaloapan o río de las
mariposas se localiza Alvarado, famoso por
la alegría y singular manera de hablar de
los alvaradeños. Ellos son muy buenos
anfitriones en particular durante su
principal festividad; la feria de las
cruces, todos los domingos de mayo ellos lo
celebran con bailes y huapangos, palo y
cochino encebados.
A 18 kilómetros en las orillas del río
Papaloapan, encontraremos Tlacotalpan con
sus multicolores fachadas coronadas por
rojos tejados, esta ciudad está considerada
como patrimonio cultural de la humanidad por
la UNESCO, cuna del folklore veracruzano
esta es tierra de ricas tradiciones y
fiestas como la dedicada a la Virgen de la
Candelaria, celebrada a finales de enero y
principios de febrero o la tradicional rama
en diciembre, Tlacotalpan ofrece una
exquisita gastronomía y un clima envidiable.